Perspectiva de género y salud mental
De entre las reivindicaciones que cada ocho de marzo se lanzan desde plataformas sociales, sindicales, políticas y feministas con el propósito de visibilizar las desigualdades que las mujeres padecen en las actividades de su quehacer diario con respecto a los hombres, destaca la necesidad de incorporar la perspectiva de género como un factor esencial a tener en cuenta para el tratamiento y mejora de la salud mental. Y es que la desigualdad de género, traducida en los estereotipos asociados a las mujeres, la sexualización de sus cuerpos, las brechas socioeconómicas y la violencia de género, sigue siendo la causa principal de unos inquietantes trastornos sobre la población femenina.
Roles de género
Dado que es en el ámbito de la mujer donde se diagnostican trastornos diferenciados o en mayor medida que en el del hombre surge la necesidad de un estudio de perspectiva de género encaminado a vencer dichos estereotipos. Para la Organización Mundial de la Salud el género condiciona de forma directa las experiencias que vive una persona, y explica que es así porque la sociedad impone unos roles tradicionales de género que pueden acabar afectando a la salud mental. Es el caso de episodios depresivos, trastorno del pánico, hipocondría o agorafobia La OMS sostiene que el porcentaje de mujeres que sufren depresión o ansiedad es mucho mayor al de hombres, siendo los indicadores que los anticipan la pérdida del interés, sensación de dejadez y problemas para dormir.
Estas conclusiones de la OMS sintonizan con los datos aportados desde el Instituto Nacional de Estadística, que apunta al rol de cuidadora asignado a la mujer desde antaño y a la enorme presión que ello suscita cuando no se está identificada con esta labor como una de las causas de la falta de autoestima, incapacidad y sentimiento de culpa. Sin embargo, en favor de las mujeres, se observa que son ellas las que prestan más atención a estas circunstancias y muestran una gran disposición a intentar encontrar una solución en terapia.
Violencia, discriminación y estigmatización
Pero es, sin duda, la violencia de género el aspecto que más incide en la salud mental de las mujeres. Porque, al impacto en sí que supone la agresión, los estragos psicológicos que deja son innumerables, hasta el punto de llegar a la anulación de la persona. La OMS estima que no habrá examen minucioso sobre el impacto del género en la salud mental sino se considera además la discriminación que afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Todos los días asistimos impotentes a noticias relativas a las desventajas salariales y los bajos ingresos, cuando no esa responsabilidad por el cuidado de los demás en el que las mujeres se desenvuelven dìa a día en entornos laborales, sociales y familiares.
Asimismo, desde la Red Estatal de Mujeres de Salud Mental España (Remsme), se pone el acento anualmente sobre la doble discriminación que sufren las mujeres con problemas de salud mental en el acceso al empleo y en el ámbito laboral. Y es que las mujeres con discapacidad perciben menor salario que los hombres en las mismas condiciones, y cualquier trastorno en su salud mental constituye una barrera solo por el hecho de ser mujer, de ahí la reivindicación por “un mercado laboral orientado a la conciliación, adaptado a la diversidad, no sexista y respetuoso con la salud mental”. El mero hecho de padecer un trastorno mental es ya motivo, lamentablemente, para estigmatizar a las personas, siendo las mujeres las más perjudicadas y padeciendo por ello situaciones de exclusión social y dificultades al acceso laboral e integración social.
Estrategias para solucionar este agravante para la salud mental
Conseguir la igualdad entre mujeres y hombres se hace imprescindible en la atención y cuidado de la salud mental, de ahí la importancia de establecer unas estrategias de aplicación, de entre las que destaca como preventiva en salud mental la necesidad de una educación no sexista centrada en la autonomía, inclusión, corresponsabilidad y cuidados.
A esta reivindicación, que se repite cada ocho de marzo y nos da una idea de lo lento y duro que es abrir brechas de igualdad en España, se suman otras que, día a día, constituyen el caballo de batalla en cualquier ámbito social y sobre las que habría que aplicar estrategias como garantizar la inclusión de la perspectiva de género en los servicios de salud mental con equipos formados, coordinados e interdisciplinares. Asimismo, son necesarios la implantación de protocolos específicos para la detección y el tratamiento de situaciones violencia. Solo con una actitud de firmeza en principios de perspectiva de género se pueden dar pasos adelante en la consecución de una igualdad. En este sentido, según el colectivo Remsme: “conseguir la igualdad entre mujeres y hombres se hace imprescindible en la atención y el cuidado de nuestra salud mental”.