La maternidad siempre ha sido considerada un aspecto central y primordial en la vida de las mujeres, y un condicionante de la naturaleza femenina, afortunadamente desde los últimos años este hecho no es necesario ni suficiente para la identidad como mujer.
Se da por hecho que existe una capacidad de cuidado, una conexión y por ende la creación de lazo seguro con nuestro bebé… Realmente nos gusta creer que es así. Sin embargo, cuando esto no está presente en nuestras vidas, surge un malestar y declive que suele derivar en demandas de consulta ante las preocupaciones de esta nueva etapa. Es por ello que la psicología perinatal ha ido adquiriendo mayor relevancia con el paso de los años, con un énfasis tardío pero muy necesario en la salud mental. No solo se aborda durante el postparto, etapa sobreentendida como más vulnerable durante los primeros 40 días después del nacimiento, sino que se extiende a los primeros meses (e incluso años), ya que los factores emocionales asociados a la crianza no finalizan al mismo tiempo que los fisiológicos o médicos.
Desde consulta hemos ido observando cómo cada vez más mujeres acuden a terapia con miedos e inseguridades ante esta nueva etapa. Entran en acción múltiples factores de vital importancia. La presión social, donde el entorno más cercano quiere ser partícipe de este periodo con sus opiniones y verdades absolutas, siendo en la mayoría de los casos una situación compleja en la que se mezcla la intención de colaboración con tu idea personal de crianza. Las expectativas sociales hacia esta nueva etapa juegan un papel muy significativo que repercuten durante el proceso, por ejemplo en los hitos del desarrollo del bebé o secuenciar tu proceso de recuperación física o emocional. La soledad y la falta de información son factores que directamente afectan a la salud mental, generando grandes dificultades como cambios en el estado del ánimo e incluso en las relaciones interpersonales, siendo estas últimas esenciales para vivir la crianza en comunidad.
¿Por qué la maternidad está cargada de cambios psicológicos?
Con la llegada de la maternidad se producen alteraciones significativas en muy poco espacio de tiempo, probablemente los más notables son todos los cambios físicos de nuestro cuerpo, un nuevo ser está creciendo en nuestro interior. A nivel cerebral, los cambios son adaptativos para la nueva etapa, entre ellos destacamos la transparencia psíquica, donde el cerebro de la embarazada está más susceptible a factores emocionales, necesarios para poder afrontar los próximos meses y los cambios vitales.
En cuanto al incremento de tareas y responsabilidades, con el nuevo rol, la dedicación hacia el bebé y todo cuanto conlleva esta nueva etapa, suponiendo así otro punto más que añadir a la carga de la madre, que en ocasiones supera las responsabilidades de la figura paterna.
Por otro lado, la falta de sueño y de interacciones sociales afectan significativamente al proceso de la maternidad. Además de la readaptación de la dinámica de pareja y de su sexualidad condicionada por la llegada del bebé.
La combinación de todos estos factores y sus diferentes actitudes en cada mujer, pueden hacer que la maternidad sea todo un reto, ya sea durante el embarazo, el proceso de parto y en la posterior recuperación. Se recomienda pedir ayuda psicológica y realizar este proceso con técnicas respaldadas científicamente con tu terapeuta, haciendo énfasis en la prevención y acompañamiento a la maternidad.
¿Qué herramientas usar para los cambios psicológicos a los que se enfrenta la mujer?
Sin duda, la maternidad es un periodo que se caracteriza por la carga hormonal y cambios psicológicos a los que la mujer es expuesta, por tanto, la intensidad emocional, las posibles creencias erróneas y consecuentes pensamientos intrusivos hacen que la madre se encuentre continuamente en alerta ante una posible amenaza para su bebé. Por lo que se recomienda el uso de herramientas que pongan en movimiento todos aquellos recursos que ayuden a la gestión emocional.
Priorizar el acompañamiento durante el proceso de maternidad. Naturalizar los requerimientos de esta nueva etapa y la creación de una red de apoyo segura con otras personas en las que poder vivir la maternidad acompañada.
Apostar por trabajar en el autoconcepto e identidad como madre y mujer. La autoestima y seguridad se muestran muy vulnerables ante los cambios producidos. Será necesario trabajar en la nueva identidad e ir identificando tus fortalezas para afrontar las dificultades.
Acompañar el proceso con terapia de pareja y sexual. Tu pareja es tu gran aliado y mejor equipo, solventar los nuevos escenarios desde la conexión y la equidad. Reconectando con el placer desde una perspectiva honesta con la maternidad.
Consejos para gestionar emocionalmente ser madre
Aquí te sugiero algunos consejos que te podrán ayudar a gestionar emocional y psicológicamente esta nueva etapa.
Intenta mantener la calma, estás aprendiendo una nueva experiencia y eso requiere tiempo y dedicación.
Además, te animo a compartir con tu pareja o personas de confianza todos aquellos aspectos que te preocupan.
Intentar llevar todo bajo control y cumplir con unas expectativas exigentes puede aumentar la sensación de estrés. No te juzgues, sé autocompasiva y objetiva con tu realidad, respetando tu proceso, personal y único.
Confía en tu aprendizaje, tus herramientas y tu experiencia con el bebé, estás adquiriendo recursos de los que quizá no eres consciente.
Pide ayuda si lo necesitas, hoy día la maternidad está puesta en valor y hay un equipo multidisciplinar de profesionales que podemos facilitar este proceso tan enriquecedor.
María López Benítez, psicóloga sanitaria en Consulta de Caridad Ruiz Jiménez.
Caridad Ruiz, psicóloga sanitaria y sexóloga en Consulta de Caridad Ruiz Jiménez.